1. Presente
El cineasta italiano Pier Paolo Pasolini describió en un texto maravilloso titulado “Observaciones sobre el plano-secuencia” (1967) una serie de paralelismos entre el tiempo presente -la vida viviéndola ahora- y el plano secuencia.

(…) la realidad vista y oída en su acaecer siempre es en tiempo presente. El tiempo del plano-secuencia, entendido como elemento esquemático y primordial del cine –o sea, como una subjetiva infinita- es, así, el presente.1

El autor habla subjetivamente porque es innegable que la mirada que percibe cada plano secuencia puede ver sólo una única perspectiva de la acción de la realidad en cada momento. Con esto, imagino que el tiempo se convierte en la herramienta de edición de todo lo que ha pasado antes, la memoria limita los contenidos de la narración que iremos elaborando y el contacto con los demás nos permite añadir recortes de planos capturados desde otros enfoques. De esta modo, a veces, conseguimos dar sentido a acciones que al percibirlas desde nuestro ángulo único, de entrada entendíamos poco. Sin embargo, cuando una acción puede ser explicada es porque ya ha pasado. Del mismo modo, cualquier vida, mientras se está viviendo, será inexpresable, nos dice Pasolini.

(…) el lenguaje de nuestra vida (con el que nos expresamos, y al cual por lo tanto atribuimos la máxima importancia) es intraducible: un caos de posibilidades, una búsqueda de relaciones y significados sin solución de continuidad.2

El presente es intraducible. Eso es lo que pienso, más o menos, en diciembre de 2015, cuando Francesc Ruiz Abad (Fran, para los amigos), artista de Calonge, y Albert Mercadé, director artístico de la Fundación Arranz-Bravo, me proponen escribir un texto sobre la muestra que se hará de la obra de Fran en el espacio expositivo fundado por el artista Eduard Arranz-Bravo, en L’Hospitalet de Llobregat, el otoño de ese mismo año. Una muestra individual del trabajo del artista. Pensar en Pasolini y su texto me ayudan a entender que lo que vamos a hacer es un montaje de representación de sus procesos de trabajo. Un montaje que en ningún caso puede presentarse como definitivo, como única descripción posible de sus prácticas, ya que no estamos hablando de una acción pasada y resuelta, sino de una vida activa las acciones futuras de la cual son completamente imprevisibles. Todavía incógnitas.
Mientras escribo esto Fran está en Cuba.
O quizás en México.
Quizás está volando de regreso a Calonge.


2. Las cosas y las cajas
En una visita a su estudio de Calonge, Fran me hace un recorrido por sus obras, por sus métodos de trabajo, sus espacios, ritmos y tránsitos. Allí salen algunas palabras en las que el artista encuentra el apoyo de su narración. O quizás soy yo, que al escucharlo, retengo en mis apuntes unas palabras concretas que me ayudan a explicar qué es lo que el artista hace y apuntalar mis propias impresiones.

COLECCIONAR
APRENDER A PINTAR
SIMULAR DESCONOCIMIENTO
SUBVERSIÓN
RAREZA
PERSONAJES
HUMOR
LIBRETAS
CAPAS
POST-IT
CAJAS
ACUMULACIÓN
VIAJE
DISFRACES
MAPAS
COSAS
ANÉCDOTAS
VIVENCIAS
DESNUDEZ
TRASPASO
FRONTERAS

Anoto:

febrero 2016: un cuadro extraño me inquieta.

No era la primera vez que me pasaba. La obra de Fran ya me había inquietado antes, especialmente cuando hizo la exposición “Elefantes, zapatos y papel”. Allí hojeé por primera vez sus libretas: publicaciones de bolsillo que colgaban del techo con páginas en las que personajes sonrientes, repetitivos, anónimos, habitaban alrededor del papel rodeados de lo que parecían notas cotidianas. Libretas que podían ser agendas que podían ser diarios que podían ser blocs de bocetos, que podían ser catálogos. De hecho, desde ese primer contacto con la obra del artista, han sido pocas las veces en que la palabra inquietud no se ha paseado a mi alrededor, rodeándome como un gato de mirada seductora y nunca directa, nunca transparente, un personaje extraño, fantasmagórico, de presencia constante. Fue mejor todavía cuando supe que, en cierto modo, es una sensación buscada por el artista, que en un momento dado de aquella visita me habló de su deseo de hacer imágenes extrañas. La búsqueda de la imagen más rara que pueda haber. Deseo que, por como lo define, por como lo pone en palabras, me recuerda a otro cineasta, el alemán Werner Herzog, hablando no de rareza sino de transparencia.

It’s simply a fact: there are only a few images left.
When I look out here I see everything is cluttered up. There are hardly any images to be found. One has to dig deep down, like an archeologist; one has to search through this violated landscape to find something. Naturally, there is a risk involved, one that I wouldn’t avoid. I see only a few people who take risks in order to change this misery –the misery of having no images left, none that are adequate. We desperately need images, those images that are relevant and adequate to our level of civilization–ones that correspond to those deep inside ourselves.
(…)
And I would never complain that it’s sometimes difficult, that one has to -let’s say- climb 8000m up a high mountain to still get images that are clear and transparent. Here’s hardly anything possible. You therefore really have to search. I would even fly to Mars or to Saturn with the next rocket that I could board. (...) I would go anywhere.3

No sé si la rareza que busca Fran y la transparencia de Herzog tienen algo en común. Diría que más bien son ideas opuestas pero se relacionan porque se basan en una percepción similar de lo que son las imágenes. Mientras Herzog ha dedicado su vida a recorrer mundo buscando la pureza, la imagen desnuda, sin capas, la imagen incívica, limpia de la manipulación humana -como si esto fuera posible-, Fran también ha viajado y sigue viajando, moviéndose de un lugar a otro recogiendo todo tipo de cosas, coleccionándolas, haciéndolas fotografías, dibujándolas, guardándolas dentro de cajas que envía por correo, que suben a aviones, barcos, furgonetas, camiones, y que se trasladan a otro lado hasta que llegan a Calonge, habiendo cruzado Europa o Asia o el océano Atlántico y que un día, más tarde, me enseña, como fragmentos de tiempos pasados. Una imagen nunca está desnuda, contiene el testigo ocular -subjetivo- de algún hecho. Fran acumula una serie de elementos que se superponen sobre el lienzo, como si éste fuera una caja que guarda cosas y, como dice Herzog, uno debe ser como un arqueólogo, pero no porque no haya imágenes sino porque estamos rodeados de ellas y hay que explorar las capas que se yuxtaponen, intuir las profundidades, la multiplicación de presentes sobre la tela, dentro de una caja, entre las páginas de sus cuadernos o en cualquiera de las colecciones del artista.
Resumiendo, podríamos decir que
ahora mismo,
en este momento preciso,
Fran viaja y recoge.
A saber qué hará en otoño.
A saber qué estará haciendo cuando este texto termine.

PD: Pediré a Fran una libreta de las suyas, de las que se hace para él. Escribiré el texto en sus páginas y así, tal vez, limitada por el tamaño del papel que se lleva cuando viaja, por el peso, podré escribir algo sobre las cosas que está haciendo. Algo que sea sólo parte de alguna otra de las cosas que está haciendo. Ahora.


3. Volver
El domingo 13 de marzo vuelvo a Calonge.
Recibo una libreta.
En una de las páginas, Fran ha escrito:

A JOURNEY DOES NOT NEED REASONS. TU TÍO. BEFORE LONG, IT PROVES TO BE A SORT OF REASON ENOUGH IN ITSELF. ONE MAY, – MAYBE THINKS THAT ONE IS GOING TO MAKE EI A JOURNEY. BUT, FUCKING YET SOON IT IS THE JOURNEY THAT MAKES OR UNMAKES YOU, SOMETHING AND EVERY SINGLE PIECE OF IT.

Después de una ruta que por azar se dirigió hacia el este y que duró más de 6 meses con motivo de un proyecto becado por la Fundación Guasch Coranty, en la edición 2013-2014, Fran vuelve a casa. Un retorno temporal porque pronto volvería a marchar. Pero volvió. Y este retorno, me dice en marzo, no es el fin de aquel viaje sino parte de el. A la vuelta, el viaje sigue porque eres una persona nueva, diferente. La resaca del viajero, como lo llama Patricia Almarcegui, profesora de Literatura Comparada:

(…) al regreso, la resaca del viajero es fantástica. Te has quedado colgado de otra realidad y necesitas un tiempo para volver de verdad. Regresas, pero no estás del todo aquí.4

Salió de Calonge sin rumbo concreto y sólo con la premisa de salir de casa y dejarse llevar por las lógicas del azar. Entró en todo tipo de vehículos, recorrió Europa por el sur, saliendo por Georgia cruzó el mar Caspio, lo poco que tristemente queda del mar de Aral, y a través de Kirguizistán pisó territorio chino, país que también cruzaría para acabar el viaje en Hong Kong, de donde saldría con cierta urgencia para temas de visado. Haciendo autostop, viajó en camiones y coches, durmió en su tienda, en casa de amigos y de desconocidos, caminó solo, viajo en trenes y ferris, cruzó fronteras, escuchó lenguas nuevas, se perdió entre montañas, pasó frío, calor, comió mal, conoció gente diferente y, seguramente, también conoció otro él. Un viaje así inevitablemente te cambia y sus consecuencias son, seguro, de larga duración. Porque en el viaje nos encontramos con el Otro, con la diferencia, nos desprendemos un poco de lo nuestro y nos cargamos otras cosas, otras maneras de percibir la realidad, de pensar la vida.

En la ruta de Fran no sólo los lugares por los que pasaba provocaban un choque cultural, sino también las formas con las que se movía: la modestia de los recursos con los que se había propuesto sobrevivir requerían una interacción importante con cada persona que se cruzaba. Como si estuviera influenciado por los burgueses británicos de mediados del siglo XIX, antecedentes del turismo actual con sus Grand Tours por Europa con el fin de visitar las grandes capitales que protagonizan las narraciones de la historia del arte, el artista se embarcó en una especie de viaje formativo que, adaptado a los tiempos presentes, salía de los límites del propio continente para encontrar nuevas miradas y encontrarse a si mismo allí, en ese punto donde el camino se parte en incuantificables posibilidades. Anoto un comentario de Fran que repetirá varias veces: "La exposición como recorrido"

Y aparte de todo esto, en cada sitio fue llenando cajas de cosas que recogía y enviaba a casa, como diciendo “eh, estoy bien”. Las marcas del lugar desde donde han sido enviadas marcan el cartón dejando un rastro, como una señal que indica sobre un mapa imaginario el recorrido que está realizando. Cada elemento que guarda dentro habla de unos hechos, de unos lugares, de unos tiempos. Cada conjunto de objetos guardados describe las diferencias que Fran encuentra en el Otro. Toda la colección, puesta sobre una mesa de su estudio de Calonge, permite abrir tantas narraciones como percepciones de la diferencia, de lo desconocido, de lo extraño que han aflorado. Y para aquellos que no hemos tenido la suerte de viajar con él, cada objeto, como las palabras, es un dispositivo que desencadena cualquiera de los significados que guarda en potencia y que todavía no conocemos. Como describe la comisaria Caterina Almirall:

Quan en sapiguem el nom la cosa canviarà de forma, aleshores tindrà una forma coneguda i ocuparà un altre lloc en la col·lecció que organitzem segons la funció que tenen o fan les coses. La funció de les coses té a veure amb el que les coses ens poden dir. Les coses que ens diuen coses que ja sabem estan en un lloc, i les coses que ens diuen coses que no sabem o bé que no entenem estan en un altre lloc. També tenim un espai reservat per les coses que encara no coneixem.5

En este sentido, la palabra alemana “Dingsbums” con la que se tituló la intervención de Fran y de la artista Eulalia Rovira en el espacio El Pasillo, gestionado por Almirall, no podría ser más apropiada para denominar todo esto. La describieron así:

Dingsbums és una paraula alemanya que vol dir “daixonses” o “dallonses”, es refereix a aquelles coses a les que no ens podem referir perquè no en sabem el nom i que no podem senyalar perquè estan massa lluny, perquè no les veiem, perquè no són fixes o es mouen...6


4. La película
Como una película hecha de trávelins y frames congelados.
Esto es lo primero que anoto en una libreta que debe servir para pensar y escribir la exposición de Fran, una exposición que es un viaje, un recorrido, una película.

El movimiento se compone de momentos gestuales intermedios y de gestos clave. Lo vemos en los programas de animación digital, cuando para generar una animación, debemos marcar sobre la línea del tiempo unos puntos clave, colocando el elemento en la posición que nos interese, y el programa se inventará (deducirá / calculará) los recorridos intermedios. El viaje permite conocer un tiempo diferente, esto también lo dice Almarcegui. Se compone de tránsitos y de puntos de reposo. Este ritmo también condiciona la manera de trabajar del artista. Colecciona objetos, hace fotos, dibuja en las libretas pequeñas cuando viaja, en los desplazamientos, y pinta lienzos de gran formato cuando vuelve a casa, cuando puede pasar unos días de calma en su estudio. En la exposición queremos colocar estos ritmos en el espacio, convirtiéndolo en una partitura de gestos para un viaje, un recorrido.


PUNTOS CLAVE > REPOSO, TIEMPO DILATADO > CUADROS DE GRAN FORMATO

TRáVELINS > TRÁFICO, DESPLAZAMIENTOS > COLECCIONES, LIBRETAS, OBJETOS, CAJAS

Una colección de cielos se desplegará por la sala y otros objetos darán pistas de los puntos clave y de lo que se encuentra en ellos. Pero qué hay en estos puntos clave? Como los definimos? Si la exposición es un recorrido donde entre las pinturas se mostrarán algunas de las cajas del viaje en autostop de Calonge en Hong Kong, por qué no superponer el trazado que Fran dibujó sobre la Tierra sobre el plano de la sala de exposiciones? Así, tal vez, podremos decidir dónde colocar cada pieza y el espacio definirá el orden de las cosas.

Si l’exposició és un recorregut en el que es mostraran entre les pintures algunes de les capses del viatge en autoestop de Calonge a Hong Kong, per què no superposar el traçat que en Fran va dibuixar sobre la Terra damunt del plànol de la sala d’exposicions? Així, potser, podrem decidir on col·locar cada peça i l’espai definirà l’ordre de les coses.

IMÁGENES MAPA + TRAZADO + PLANO SALA
En un Skype nocturno Fran me narra todo su viaje. Mientras me lo explica dibujo sobre un acetato superpuesto sobre un mapa de Europa y Asia la línea que dibujó en su desplazamiento, como si me la dictara. Anoto algunas palabras relativas a las cosas que enfatiza de los momentos en que paró en lugares concretos. Así, cada espacio se relaciona con una serie de hechos que le pasaron, de sensaciones que percibió. Sobreponiéndolos en el plano de la sala, es ella, ahora, la que contiene estas vivencias. Sólo hay que ponerlas para poder verlas.


5. Eduard Arranz-Bravo
Albert Mercadé nos dice que la mitad de la sala contendrá obras de Eduard Arranz-Bravo. Es decir, que en un mismo espacio habrá obras de Arranz-Bravo y obras de Fran. Aunque Fran y yo intuimos una serie de paralelismos entre el trabajo de ambos, nos parece interesante callar e invitar a Arranz-Bravo a decir la suya en esta mirada alrededor del trabajo de Fran, a formar parte de este viaje, como alguien que tiene más experiencia y ha trazado ya varios caminos. Para ello le pedimos opinión, le proponemos que en la elección de sus propias obras escoja aquellas en las que se vea él a través de este otro que es Fran.
Es un placer saber que ha aceptado.
Una señal de bienvenida a casa.


1. Pasolini, P. P. (1967). “Observaciones sobre el plano-secuencia”. A: Empirismo eretico (1977). Milán: Garzanti (Trad. Pinto, Raffaele)
2. íb.
3. La exposición “Elefants, sabates i paper”, elaborada con la colaboración de Jordi Erra, se realizó simultáneamente en L’Indiscret y Heliogàbal, dos locales del barrio de Gràcia, en Barcelona, el marzo de 2014.
4. Esta idea de objeto híbrido nos ayuda a pensar la función de este catálogo que tienes en las manos. Ver: “Cosas que hablan sobre cosas que hablan”, de Eulalia Rovira en las páginas 79, 80 y 81 de este catálogo.
5. Pág. 28-29
6. Werner Herzog hablando de la película Tokyo-Ga (1984), de Wim Wenders.
7. Entrevista a Patricia Almarcegui, “La resaca del viajero es fantástica”, publicada en El Periódico, 21 de junio de 2008. http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/20080621/patricia-almarcegui-resaca-del-viajero-fantastica/print-238603.shtml
8. Fragmento del texto que acompaña la exposición: “Dingbums: Coses que brillen quan cauen”, de Francesc Ruíz Abad y Eulàlia Rovira en El Passadís, comisariada per Caterina Almirall, abril 2016.
9. íb.
Anna Dot
Comisaria de la exposición individual "I didn't know I was collecting"